
Hace poco mas de un año que llegaste a nuestra vida, podría pasarme horas hablando de como estabas y de lo duro de tu comienzo en la vida, pero hubo algo que me impresionó mucho mas que cualquier diagnóstico médico, no sabías reir, a veces sonreías, pero me resultaba tremendo que un crio de un año, como tú, no supiera reir.
Han pasado muchas cosas en este año, tu madre te las ha ido guardando para cuando te hagas mayor, para que veas lo lejos que has llegado y que no hay nada que no seas capaz de superar. Hoy te oigo reir de día y de noche a caracajadas con una felicidad inabarcable.
Querido hijo, tu risa es el mejor premio para una madre, se que he conseguido el mayor de los retos hacerte féliz.